Tristeza, emoción asombro.
Cada inicio de otoño me sorprende como si fuera la primera vez observar las miles de aves migratorias en grupos de decenas o cientos que cruzan el cielo en su viaje al Sur.
Es un estremecimiento porque nos dicen claramente que el invierno se avecina, ellas se van, nosotros nos quedamos a afrontarlo.
También impresiona que tan frágiles y son capaces de recorrer miles de kilómetros atravesando continentes, con decisión, constancia, visión y un destino común.
Me quedo viéndolas durante largos minutos hasta que desaparecen de mi vista, la formación cambia de forma, se intercambian, se ayudan, van unidas con un mismo objetivo.
En otro otoño las estuve fotografiando en un lago cercano, es hermoso verlas descansando, retomando fuerzas y preparándose para la siguiente jornada.
Probablemente ya lleven semanas atravesando Canada desde el lejano Norte, hoy mismo estarán en los EU, llegan hasta México, el Caribe e incluso algunas emigran a Venezuela o Colombia.
Impresionantes.
Seguramente pasaran por muchas dificultades.
Vuelvan pronto, cuídense mucho !!
domingo, 4 de octubre de 2009
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4 comentarios:
Arturo,
Te voy a comentar lo mismo que le digo a mis compañeros de trabajo:
We should follow the birds!
:-)
Saludos
Que no vayan a Venezuela, alla esta Chavez!!!
Jose,
Tienes razon, pero hay que verle el lado hermoso al invierno.
Ya que nos quedamos pues habra que disfrutarlo.
Jackie,
Para las aves no hay fronteras, ni politicos iluminados o dictadores. Ellas vuelan libres. En Venezuela tambien hay bellos lugares donde puedan pasar el invierno.
Saludos
Arturo
En efecto, ellas vuelan a pasar el invierno en otras zonas, incluso algunas llegarán a Lima, donde aún felizmente, existe una pequeña reserva ecológica, Los Pantanos de Villa.
Coincido contigo Arturo, el invierno en Montreal, también tiene lo suyo; tuve la oportunidad de estar por allá a fines del 2005, y los meses que me quedé fueron una experiencia increíble, aún con frío, Montreal siempre me parecerá una preciosa ciudad.
Saludos,
Katia
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