Mi viejo

Tiene tiempo que he querido escribir sobre él y que mejor momento que hoy, día del padre.

Siempre me ha apoyado, siempre ha hecho lo necesario para que salga adelante.

Le dio mucha tristeza nuestra partida del país de origen, no estaba de acuerdo con la decisión pero aun así, arrimó el hombro y el corazón en lo que podía darnos, como consejos y ayuda de todo tipo.

Siempre ha sido muy nacionalista, no sólo era el dejar de estar cerca de la familia, muchas veces me decía que debería quedarme, que mis conocimientos y experiencia serían de utilidad en México.

(Le gustan mucho los vehículos 4x4, solíamos ir a los bosques a recorrer caminos y brechas difíciles. )

Ya vino a visitarnos hace un tiempo; le encantó Canada, la pasamos de maravilla, lo llevé a conocer varias ciudades y muchos lugares interesantes de Montreal.

(Sobre el río San Lorenzo cerca de Trois-Rivières)

Tiene poco que cumplió 70 años, esta fuerte y con gran energía para realizar muchos proyectos.

Gracias a él tengo un contacto con lo que sucede en México, porque leo muy ocasionalmente la información social y política en la nación azteca, ahora gracias a él tengo una vaga idea del acontecer en las tierras al sur del Río Bravo.

Seguimos teniendo largas conversaciones, discutimos, nos ponemos de acuerdo o simplemente respetamos el punto de vista de cada quien.

En 2006 durante la campaña electoral por la presidencia (El Peje, Pelmazo, Felipillo) teníamos pláticas muy intensas.

(El pasado diciembre nos recibió y estuvimos en su casa, esta es la fuente en su jardín)

Mi viejo es economista, con una sólida y exitosa carrera profesional, recuerdo una anécdota que me dejó marcado:

En una de las tantas crisis económicas que sufrió México; siendo yo un niño, mi padre que también sabe soldar muy bien (autógena y eléctrica) recuerdo que dijo algo así:
“si esto no mejora pronto, nos vamos para Alaska; yo allá puedo trabajar como soldador y nos iría mucho mejor”.
Era una idea que pasó fugazmente por su cabeza, pero finalmente siempre prefirió estar en México.

Fue la primera ocasión que escuche a alguien mencionar la posibilidad de emigrar y en cada crisis recurrente me acordaba de sus palabras.
Hasta que finalmente me decidí a dar ese paso hacia tierras lejanas.

(Mi orgulloso padre celebrando que yo cumplía un año)

En el día del padre, ahora que yo también soy padre me gusta pensar en mi viejo y estar en contacto con él, afortunadamente lo puedo hacer a pesar de los 4,000 kilómetros que nos separan.